
El Globo que No Quería Estallar



Bilu era un globo azul con un brillo especial. Vivía en una tienda de fiestas, colgado en un rincón junto con otros globos de diferentes colores y tamaños. Mientras los globos conversaban sobre el día en que serían elegidos, Bilu soñaba con volar muy alto y llevar alegría a las personas. Pero, al mismo tiempo, tenía mucho miedo de estallar y desaparecer para siempre.
Un día, la tienda recibió una cliente especial. Una mujer entró para comprar globos para la fiesta de cumpleaños de su hija, Nina. Entre tantos globos, ella eligió a Bilu. Él se puso emocionado, pero también muy nervioso. “¿Será que voy a dar cuenta?”, pensó él. Amarrado a una cinta colorida, Bilu fue llevado a la fiesta.
Cuando llegó al lugar, Bilu quedó maravillado. Era un patio lleno de niños sonrientes, mesas adornadas con dulces y pasteles, y una decoración alegre. Fue amarrado a una mesa llena de golosinas, junto con otros globos. A pesar de estar en un lugar tan bonito, Bilu no podía dejar de pensar en el miedo de soltarse y acabar estallando.
Mientras observaba a los niños jugando, una niña de cabello rizado se acercó a la mesa. Era Nina, la cumpleañera. Ella miró a Bilu y notó su expresión preocupada. “¿Qué pasa, globito?”, le preguntó con una sonrisa. “Pareces triste.”
“Tengo miedo de estallar y desaparecer”, respondió Bilu en un susurro casi imperceptible. Nina soltó una risita y dijo: “No necesitas tener miedo. ¿Sabes por qué? Estás aquí para traer alegría. Incluso si un día ya no estás, la felicidad que trajiste durará para siempre.”
Las palabras de Nina tocaron el corazón de Bilu. Miró alrededor y vio a los niños riendo, jugando y divirtiéndose. Por primera vez, Bilu dejó el miedo a un lado y decidió disfrutar del momento. Se balanceó suavemente al viento, sintiéndose parte de la alegría a su alrededor.
Ese día, Bilu aprendió una lección valiosa: lo importante no es cuánto tiempo algo dura, sino la felicidad que proporciona mientras está presente. Desde entonces, él quedó en paz con su destino, sabiendo que su brillo y su alegría formarían parte de los recuerdos de esa fiesta para siempre.