Érase una vez un hermoso jardín donde vivían flores coloridas, mariposas y abejitas. En ese jardín, había una rosa llamada Rosita y una margarita llamada Margaridita. Eran mejores amigas.

Rosita era una rosa roja y Margaridita era una margarita amarilla y blanca. A pesar de ser diferentes, compartían momentos felices juntas y se apoyaban en todo.

Un día, una nueva flor llegó al jardín. Era un tulipán llamado Tulipita. Era muy bonita, pero un poco tímida.

Rosita y Margaridita se acercaron a ella con una sonrisa cálida y dijeron: "¡Hola, Tulipita! ¡Bienvenida a nuestro jardín! ¡Queremos ser tus amigas!".

Tulipita se alegró de conocer a Rosita y Margaridita. Sonrió tímidamente y respondió: "Gracias por ser tan amables. ¡Me encantaría ser amiga de ustedes!".

Las tres flores jugaron juntas, bailaron al son del viento y compartieron secretos. Rosita y Margaridita le mostraron a Tulipita todos los rincones especiales del jardín.

Sin embargo, un día nublado, un viento fuerte sopló y rompió el frágil tallo de Tulipita. Cayó al suelo, triste y lastimada.

Rosita y Margaridita se preocuparon mucho por su amiga. Se acercaron, abrazaron a Tulipita y dijeron: "¡No te preocupes, Tulipita! ¡Siempre estaremos aquí para ayudarte a recuperarte!".

Con cuidado, las dos amigas levantaron a Tulipita y la volvieron a poner de pie. La cuidaron, regándola con amor y protegiéndola de los vientos fuertes.

Con el tiempo, Tulipita se recuperó. Su tallo se fortaleció nuevamente y sus pétalos florecieron en colores vibrantes. ¡Estaba preciosa!

Rosita, Margaridita y Tulipita se dieron cuenta de que la verdadera amistad era como un jardín: era necesario cuidar, apoyar y estar presente en los momentos difíciles.

Desde aquel día, el jardín se llenó de aún más colores y alegría. Las flores se convirtieron en mejores amigas y vivieron felices, compartiendo amor, compasión y amistad todos los días.