
El Unicornio Mágico



Érase una vez una tierra encantada llamada Reino de las Estrellas. En ese reino, vivía un unicornio mágico llamado Brillante. Tenía un pelaje blanco como la nieve y un cuerno dorado reluciente en su frente.
A Brillante le encantaba explorar los prados coloridos del reino y jugar con las hadas y los animales mágicos que vivían allí. Esparcía alegría y magia por donde pasaba.
Un día, mientras paseaba por el bosque encantado, Brillante escuchó un llanto triste. Siguiendo el sonido, encontró a una pequeña hada llamada Aurora. Estaba perdida y no podía encontrar el camino de regreso a casa.
Con una sonrisa gentil, Brillante se ofreció a ayudar a Aurora. Juntos, volaron por los cielos, sobre los árboles y los arroyos, en busca del hogar del hada.
Mientras volaban, Brillante y Aurora se hicieron grandes amigos. Reían, contaban historias y compartían secretos. La amistad entre un unicornio y un hada se convirtió en algo especial y mágico.
Después de un emocionante viaje, Brillante y Aurora encontraron la casa del hada. Allí, había un grupo de hadas preocupadas por la desaparición de Aurora. Se sintieron aliviadas al verla sana y salva, y agradecieron a Brillante por su gentileza y valentía.
Brillante se despidió de Aurora con un abrazo cariñoso, sabiendo que su amistad perduraría más allá de las fronteras del Reino de las Estrellas.
El unicornio mágico regresó a su prado, pero nunca olvidó la aventura que vivió con Aurora. Continuó esparciendo alegría y magia a todos los que encontraba, recordando siempre la amistad especial que compartió con la pequeña hada.